Aburrimiento

Me aburro.

He ordenado mi habitación, he hecho criba de e-mails, he ordenado mi ropa interior por colores, me he arreglado las uñas, he quitado los números de las canciones (unas setecientas) para que me salgan mezcladas, he dibujado, he escrito, incluso hubiese estudiado si tuviera los libros aquí.

Pero me aburro.

Y cuando me aburro, pienso. Y eso es bastante malo, más que nada porque cuando le das a la cabeza con justo las pocas canciones tristes sonando de fondo, tu alma empieza a encharcarse en las aguas de lo que podría ser mejor, de lo que nunca llegará y de lo que nunca fue.

Sacudes la cabeza, te pones capitulos de series que ya has visto hasta la saciedad, lloriqueas un poco (con o sin lágrimas) y vuelves a mirar al rededor, a ver qué hay, qué puedes hacer ahora. Cambias de canción, te pones a leer, masticas chicle, sonríes sin ganas, te comes un kiwi, miras internet, haces criba de imagenes...

Y te sigues aburriendo.

Y vuelves a pensar. Yo ya no sé por qué demonios tengo estos bajones, yo no sé cómo puedo ser tan estúpida, sabiendo que lo tengo todo o más. Serán las hormonas, como dice una amiga mía, será la realidad, que te atraviesa en cuanto te nota un poco desmejorada. Sea lo que sea, podía irse a tomar por culo, que me canso de esta sensación que me oprime el estómago.

En fins, menos mal que supuestamente no me gusta quejarme, porque si me gustara yo no sé... todo internet colapsado con mis chorradas. Otra cosa que me jode, ser tan débil. Es una puta espiral: Me aburro, empiezo a pensar, me entristrezco, me quejo, me encabrono, redescubro lo imbécil que soy, me doy cuenta de lo débil que puedo llegar a ser y del poco aguante que tengo, sacudo la cabeza tratndo de olvidar, me pongo a hacer cualquier chorrada, me aburro, empiezo a pensar...

Que asco. Ah, por cierto, me aburro.