Inspiración

Víctimas de detalles que tratamos de olvidar, vamos dando tumbos por el mundo sin encontrar una razón aparente que nos guíe a través de un mar de sombras y tinieblas. Suspirando fatigados bajo un sol inexistente, nuestras frentes se perlan de sudor y nuestras mentes se agotan ante el esfuerzo de sobrevivir a nuestros propios errores.

Pisando brasas, caminando hacia ninguna parte, creemos ver luces de consuelo dónde solo existen fuegos fatuos llenos de la amargura de los muertos ya olvidados, que nos arrastran hacia el cieno de nuestra propia inmundicia, ahogándonos en recuerdos terrosos que se mezclan con lágrimas de sal.

Surfeando llantos, volvemos a pisar tierra firme, cristal pulido que nos hace resbalar y caer a las entrañas de un abismo que nosotros mismos hemos creado. Envueltos en la negrura más infinita encendemos el mechero del ingenio y toda esa bruma oscura explota como los regeros de pólvora que un día nos harán estallar a medias.

Sonríendo de pena y convulsionándonos de alegría, giramos en el mundo, contra corriente, como una peonza mal educada, viendo pasar a través de nuestras almas recuerdos que no nos pertenecen, mientras la realidad arde en el infierno del olvido junto al amor verdadero.

Las canciones viejas y románticas comienzan a sonar en una radio que nadie escucha, haciendo latir pequeños agujeros negros donde antes existian corazones, vomitando sensaciones que nadie recuerda, ensuciando el pulcro y seguro mañana. Gracias a ello miramos con envidia el pasado que no fue mejor y no pudimos cambiar, maldecimos con verdadero odio el presente y la vida que nos ha tocado vivir y ponemos esperanzas carentes de sentido en un futuro que nunca llegará.

Las flores del campo se retuercen entre lluvia ácida y los niños corretean entre balazos y juegan entre cadáveres, mientras los adultos toman el té en cráneos de difuntos con las pistolas como pastas y pastelillos. La decencia se vende en una esquina al mejor postor, mientras que la corrupción y la podedrumbre juegan de la mano, con la conveniencia como amistad verdadera.

¿Pero a quién le importa? Mientras nuestro pequeño acuario esté limpio y halla suficiente espacio para llenarlo de criticas y palabras amargas nadie se preocupará de los vómitos de otro. Muertos por dentro y sin una vida que vivir, vamos dejando la lucha interna a favor de creencias inexistentes y placeres de escasa duración que nos hacen sentirnos llenos de nuevo.

Separados por un cristal roto, los hermanos se matan entre ellos, los amigos se separan y las nuevas relaciones cargadas de esperanzas se van por el agujero del water, girando entre basura e inmundicia personal. Gritamos rompiendo los silencios, pero nunca llegamos a ser oídos.

En medio de esa marea de frases y experiencias inconéxas, tartamuedeámos canciones no conocidas y lloramos la sangre que hicimos derramar, sabiendo que cuando el sol verdadero despunte la noche eterna seremos reducidos a cenizas en un mar de antidepresivos y pastillas contra la ansiedad.

Inspiración, lo llaman, esa sensación que te quema las manos intentando estrujarte el cuelllo si no cuentas lo que tienes que decir.