martes, julio 03, 2007

Suzume-No-Kumo, 1860

Te asaltan las dudas. Reina la confusión. No distingues entre el ayer y el mañana. Escucha a tu corazón y déjate guiar por él: retumba como un tambor. Ruge, como las rápidos en el invierno. Al cabo, no podrás distinguir entre el sonido y el silencio.
Escucha.
Escucha.
Escucha.
Sangre, no agua.
Tu Sangre.
El Honor del Samurái (Takashi Matsuoka), Parte II: Bellos Soñadores, Cap. 4. Me he enamorado.

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