Rosa...

Bueno, por una vez…dejemos que hable ella… Total, estos días ha estado tomando el control de mi vida, así que por otro ratito no creo que pase nada :P

Pues hola, soy la parte rosa de esta mujer, últimamente he conseguido apartar a ese camionero que habitualmente veis y tomar los controles emocionales de este bicho sin sentido que la conforma. Por alguna razón, entre ayer y anteayer la cosa ha ido de conversaciones profundas, de lloros y ruegos, de hormonas y comportamientos femeninos.

El miércoles me derrumbé, dando la chapa a gente que sin dudarlo me tendió una mano y un hombro (inalámbrico, pero hombro al fin y al cabo) en el que llorar a gusto. No me gusta eso, andar lloriqueando por las esquinas, pero supongo que lo necesitaba. Tampoco me gusta comerme el tarro y allí anduve, dándole vueltas a mi vida pasada y futura, gritando en silencio, rogando por sentirme querida. Incluso llegué a plantearme cosas que pensé que jamás me volvería a plantear… Cosas de cría de 15 años, de niña pequeña. Supongo que es mi lucha interna mayor de todas, la de la madurez y el buen juicio contra el querer que se den cuenta de que estoy ahí, el querer que me mimen, ser el centro de atención. Como odio esa parte de mí. Generalmente está enterrada, bajo llave, controlada. Pero anteayer, por razones que ni siquiera sé cuales son, se escapó por la cerradura y simplemente me subió a la cara, apretándome el cuello. Menos mal… menos mal que estabas ahí.

Ayer, mucho más animada, más relajada, habiendo soltado gran parte de mis demonios internos el día empezó como cualquier otro: intríngulis cumpleañeros, cotilleos, horas muertas frente al ordenador, arrepentimientos de cosas que no he hecho (trabajos me refiero ^^U) y cosas así. La Historia sigue y sigue, con nuevos personajes y situaciones y algunos diseños medio formados, el Postre es toda una artista. Pero el plato fuerte vino a la hora de la comida: Cosa vino con nosotras, la Lolita, el Postre y mi persona a comer en Hostelería (..ico) y de unas divagaciones pues… salieron cositas que nos pusieron de mala hostia y que, cuando sólo quedamos Cosa y yo, dieron paso a otra de esas conversaciones profundas de…yo que se, ¿cuatro horas? Poco a poco, vamos pillándonos confianza mutua, me parece. Y eso me encanta, porque me gusta mucho hablar con ella.

De esa conversación, saqué en claro tres cosas: Que por mucho que me queje, ahora es la mejor etapa de mi vida; que aunque el karma me puteé tengo muchísima suerte y que aunque no me lo merezca, tengo a gente buenísima a mi alrededor. No me puedo quejar de nada en absoluto, es una maravilla n.n