viernes, enero 23, 2009

Lluvia


Pues se ha puesto a llover, ahora sí. Las nubes lo han cubierto todo, la luz del sol parece haber muerto. Supongo que era de esperar. A veces me gusta caminar bajo el chaparrón, sentir cómo se me cala la ropa, la mochila, el pelo, la carne, los huesos. Bueno, no sé sí me gusta o me he acostumbrado. Pero a veces incluso lo agradezco.

Aún así, me da pena. El remanso de paz, los días soleados, han durado demasiado poco. No me gusta admitirlo, pero lo echo de menos; cuando todo está iluminado las preocupaciones parecen más pequeñas, la esperanza brilla aquí y allá. También hay viento, por lo que veo (y oigo). ¿No podía haberse quedado el sol un poco más?

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